
La música o el sonido que se percibe, aumenta o disminuye la relación interpersonal, sin necesidad de “tocar al otro”. Se puede aplicar desde la primera sesión y conviene comenzar con instrumentos idiófonos: toc-toc, castañuelas, birimbao guimbarda, cajas de música, sonajas, cascabeles, palo de lluvia…
Por el contrario, el baile es un lenguaje comprometido corporalmente, a no ser que la persona tenga predisposición, le agrade, o lo haya practicado en su juventud, debe ser incorporado paulatinamente para que sea aceptado. (Si te interesa profundizar en el tema, deja la sugerencia y te enviaré bibliografías y textos que te lo aclaren)
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